Los parlamentarios franceses han votado a favor de suspender los vuelos de las aerolíneas nacionales en rutas que se pueden recorrer en tren directo en menos de dos horas y media, como parte de una serie de medidas climáticas y medioambientales.
La prohibición es una versión diluida de una recomendación clave de la convención climática ciudadana del presidente Emmanuel Macron, que originalmente había recomendado la cancelación de todos los vuelos entre destinos franceses donde existía un viaje en tren directo alternativo de menos de cuatro horas.
Esto se redujo a dos horas y media después de fuertes objeciones de ciertas regiones y de Air France-KLM, que, al igual que otras aerolíneas, se ha visto gravemente afectada por las restricciones de viaje locales e internacionales de Covid-19.
Supondrá el fin de los vuelos internos cortos desde el aeropuerto de Orly, al sur de París, a Nantes y Burdeos entre otros, aunque continuarán los vuelos de conexión a través del aeropuerto Charles de Gaulle / Roissy, al norte de la capital francesa.
Los detalles de las rutas exactas que se detendrán se publicarán en el decreto oficial. Continuarán los vuelos de París a Niza, que tardan unas seis horas en tren, y de Toulouse, cuatro horas en tren.
La medida, que forma parte de un proyecto de ley sobre el clima y la resiliencia, se aprobó a pesar de la oposición de todos los partidos. El diputado socialista Joël Aviragnet dijo que la medida tendría un “costo humano desproporcionado” y advirtió sobre la pérdida de puestos de trabajo en el sector de las aerolíneas. Otros parlamentarios, incluidos los del Partido Verde, se quejaron de que suavizar la recomendación de la convención climática había hecho que la medida careciera de sentido.