La sonrisa de Mbusthu es contagiosa.
La empresaria, madre y refugiada congoleña administra una tienda de conveniencia con la ayuda de los dos hijos de su difunto esposo en Ikorody, Nigeria.
A pesar de las restricciones y efectos de la pandemia COVID-19 y la creciente inseguridad en el área, Mbusthu logró desarrollar su negocio y recientemente solicitó un microcrédito.
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